Religión y sociedad

Lo “sagrado” –lo santo, lo numénico, el Misterio (Rudolph Otto)- es esa experiencia ancestral que remite a lo ignoto, lo oculto, lo que fascina y aterroriza a la vez, causando ese temor peculiar (“pavor”), que suscita el “sentimiento de creatura”. Algunos, precipitadamente, lo llaman “Dios” (pero según Otto, también podría tratarse de un espectro, un aparecido u otra cosa “que pone la carne de gallina; que eriza los pelos de punta”). Esa experiencia ancestral ha dado lugar a los dioses y a las religiones. Lo “profano”, en contraposición, es el plano de nuestras realidades cotidianas, utilitarias y rutinarias, donde habitualmente nos movemos.

El “campo religioso” se hace presente, contribuyendo a desarrollar sociedades más complejas, justificando opresiones e injusticias; pero también impulsando causas nobles y motivando insurrecciones utópicas. Lo “Sagrado” vs “Profano” es la contradicción más radical y más antigua que se conoce; aunque haya desplazamientos e interferencias:

  • Sacralizando elementos profanos: los “ídolos”, antiguos y modernos, la idolatrizacion de reyes e imperios.
  • Profanizando elementos religiosos: Desde luego, las “profanaciones” cuando se hace uso profano de objetos, lugares o personas pertenecientes al ámbito de lo sagrado. Pero también cuando se utilizan las instituciones religiosas para “sacralizar” poderes temporales -como lo fue durante la unión del “trono y altar”, en los estados confesionales-, o cuando las Iglesias utilizan (o permiten) su prestigio sacral para legitimar sexismos, clasismos, racismos, discriminaciones, condenas, etc. para inconfesables fines de poder.

Es de vital importancia, tanto para las ciencias sociales, como para las ciencias teológicas mismas, abordar esta realidad, invisiblilizada en México hasta hace poco, lo cual ha sido mi pasión durante gran parte mi vida:

  • Como científico, por la observación crítica (desde lo exterior): tratando de definir lo religioso, indagar su origen, constatar las funciones que cumple, exponer sus complicidades, etc.
  • Como creyente, por la vivencia de fe (desde lo interior): reflexionando sobre ella, compartiendo confidencias íntimas de creyentes, así como desde los estudios de las ciencias eclesiásticas (biblia, teología, espiritualidad, moral, liturgia, pastoral).

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